Una de las municiones que le damos a las personas tóxicas es nuestra incredulidad. Se esconden bajo ella y es que, efectivamente, la mayoría nos negamos a reconocer que este tipo de personas existe. El problema es que hasta que las desenmascaramos, el costo emocional puede ser muy caro. Cuando una persona se comportó de una manera que no puedes entender, piensas que no es posible que haya gente así. Van a utilizar aquella estrategia que mejor les viene, no quieren leer tus sentimientos, quieren saber cuáles son tus puntos débiles para entrar por ahí. Son excesivamente comprensivos con ellos mismos, sufren mucho sus propias vivencias, mientras que tienen una ausencia de empatía con los demás. Esto hace que no tengan ningún remordimiento por mal que te hagan sentir. Créeme, ni frio ni calor, les da igual, nunca se pondrán en tu lugar y si les reclamas reaccionaran con la estrategia que más les convenga o funcione porque, no lo dudes, la han elegido observándote a ti y a tus reacciones.

Hay otros puntos en los que se fija la persona tóxica para agarrarse a ti:

  • No saber decir no, sí, NO.  Las personas que no saben decir no tienen un exceso de empatía, se ponen demasiado en el lugar del otro para pasar ellos a segundo plano y les cuesta anteponer sus necesidades a las de los otros. Si se encuentran con una persona tóxica, esta se las “come”.
  • No soportar el dolor ajeno. Hay gente que no puede soportar el dolor ajeno, literalmente les duele el conflicto y tratan de hacer lo que está en su mano para ayudar.  Desgraciadamente, para el tóxico, este tipo de personas se vuelve el caldo de cultivo ideal para utilizar la estrategia del victimismo.

“No seas egoísta, hazlo por tus hijos, piensa cuánto van a sufrir si te divorcias.”

Si eres así no no tienes que cambiar pero si crear un filtro para detectar este tipo de gente abusiva.

  • Ser excesivamente perfeccionista. Una persona perfeccionista puede engancharse a ellos por un comentario negativo.

“Me encantó tu trabajo PERO creo que hay cosas que no están a tu altura.”

  • Ser extremadamente vulnerable al halago. Si un tóxico emocional sabe que halagándote te haces más vulnerable, lo va a utilizar para entrar en tu sistema. Estudiará en que áreas estás más orgulloso pero menos reconocido e intentará conectar contigo precisamente a través de eso. Frases como:

“Con lo que tú sabes y lo inteligente que eres no sé que haces trabajando para él”

  • Estar en un momento de vulnerabilidad emocional. Como la muerte de un ser querido o una ruptura amorosa.

“Nunca te supo amar como te mereces, nunca te protegió.”

Es un fragmento de mi libro Detox Emocional.