Una de las ideas erróneas que más nos cuesta abandonar es la de que podemos cambiar a la gente tóxica y precisamente esa resistencia, potencia el daño que nos hacen ciertas personas. Las reglas internas o los valores que rigen su vida, son muy distintos a las tuyos. Tu estrategia en estos casos tendría que ser otra. Si para sentirte en paz quieres intentar cambiarlos, hazlo, pero desafortunadamente el cambio tiene que salir de ellos, no depende de ti. Lo que podemos cambiar es lo que sí está en nuestras manos. ¿De qué se trata?, de modificar nuestra forma de comportarnos.
Sí, lo más efectivo es transformar nuestra posición: identificamos, ponemos límites y neutralizamos todo efecto que pueda tener esa persona en nosotros, no dejándole actuar de ninguna forma posible en nuestra vida.
A muchos les puede costar imaginar esta posición pero si lo comparamos con una situación que todos hemos vivido, como es la enfermedad, no se nos hace tan difícil entenderlo. Cuando nos ponemos enfermos, asumimos que hemos pillado un virus o bacteria y que si nuestro sistema inmune es fuerte y le damos una ayudadita con las medicinas, nos acabamos curando. No intentamos entender el comportamiento de la bacteria o sentirnos culpables por habernos contagiado, nos preparamos para enfrentarlo, pues de lo contrario acaba invadiéndonos a todos los niveles.
Muchas veces intoxicarte es una cuestión de mala suerte, pues en esta sociedad en la que algunos valores están bastante trastocados, hay gente tóxica que al ocupar lugares de poder puede magnificar su campo de acción y como algunos virus, acabar infectándote lentamente y casi sin remedio.
Si sabes qué medidas de acción debes tomar para poner límites ante el ataque tóxico, estos son como las bacterias o virus y se buscarán otro nicho de actuación. Y al igual que el sistema inmune te ayuda a que ningún “bicho” malo pueda contigo, una autoestima fuerte te va a inmunizar ante la toxicidad emocional que te rodea.
Por tanto, una vez que has aprendido a identificar la toxicidad, el siguiente paso es aprender a fortalecer tu sistema inmune antitóxicos para no ser pasto de ella. En próximos artículos vamos a aprender los mecanismos que te hacen “ceder” ante el invasor, pero también te vamos a dar las herramientas para pararlo. Tu arma letal va a ser tu autoestima y lo bueno es que la puedes fortalecer. Si mantienes una buena autoestima podrás retar tanto a muchas ideas que han sido impuestas en tu entorno, como a la gente tóxica. Tu autoestima es como tu sistema inmune pero a nivel emocional. Y al igual que muchos virus no invaden nuestro cuerpo, no porque no sean nocivos, sino porque nuestro sistema inmune es fuerte, si nuestra autoestima es fuerte lo más probable es que el tóxico pase de largo y busque otra persona con mayor vulnerabilidad. No es casualidad que las personas con la autoestima más baja se vuelvan el objetivo de personas altamente tóxicas, lo malo es que en lugar de aceptar que tienen un problema que los atrae, sienten que tienen la mala suerte de encontrarse con ese tipo de gente.
Es un fragmento de mi libro Detox Emocional.