Muchas veces sí, pero no necesariamente.

Viendo Lo Imposible, la película de J. A. Bayona sobre cómo vivió una familia la catástrofe del Tsunami de 2004, es imposible no hacerse esta pregunta. En la cinta vemos a una familia unida que se quiere y se valora, pero la brutalidad de lo vivido hace que la percepción y valor que cada uno da al otro y a sí mismo, cambien de manera radical a partir de esa experiencia. A veces la vida te hace reflexionar sí o sí. Revalorizar todo lo que te rodea y a ti mismo es muy positivo sobre todo si tenemos una segunda oportunidad de ahí en adelante.

¿ Muchas veces sí ?

Por desgracia es frecuente valorar más algo o a alguien justo cuando dejamos de tenerlo con nosotros o nos enteramos de que vamos a perderlo. A veces nos comportamos como si fuéramos eternos y los demás también y está claro que no es así, un día estamos y al siguiente puede que no.

En cuanto a lo material, igualmente, la diferencia es que siempre hay una posibilidad de volver a recuperarlo, pero nunca a una persona o ser querido.

Si supiéramos que es la última vez que viajamos, no nos preocuparíamos si dejamos o no la alarma conectada. Si supiéramos que es la última vez que nos arreglamos para cenar con nuestra familia puede que lo hiciéramos de otra manera. Si supiéramos que no vamos a volver, esa llamada de trabajo no nos preocuparía en absoluto. Si supiéramos que nuestro ser querido se va puede que ya no fueran tan importantes sus ofensas del pasado. Pero es imposible saberlo y vivir así puede resultar difícil, la seguridad y la certidumbre son necesarias. Pero de vez en cuando, no estaría de más preguntarse cuando dudamos al tomar un camino o decisión, «¿qué haría si supiera que me voy a morir mañana?», puede que eso nos haga ver, de repente, las cosas mucho más claras.

¿ Pero no necesariamente ?

Hay quien es consciente de que nunca sabes qué puede pasar mañana y valora y vive el día de hoy como si fuera el último, lo cual no significa únicamente tener todas las experiencias que puedas sino hacer lo que realmente quieres hacer y con ilusión. Hay quien ha sufrido una gran pérdida personal o ha tenido una experiencia cercana a la muerte y por eso ve la vida de otra manera.

Muchas veces, lo que sí tenemos claro cuando ocurre una desgracia personal, es que no expresamos suficiente o abiertamente lo mucho que queríamos a ese alguien o que muchas veces en lugar de atender obligaciones de cualquier tipo pudimos disfrutar más de esa persona. No lo hicimos no por no valorar a esa persona sino porque no tenemos en cuenta lo efímero de la vida, sin hacer ninguna reflexión especial al respecto, damos por sentado que esa persona va a estar ahí, con nosotros, a nuestra disposición. Es muy doloroso pensar otra cosa pero no estaría mal que hagamos esta reflexión a tiempo.

Es indudable el factor suerte para salir de aquello pero mucho más el esfuerzo de esa familia. Todos y cada uno de ellos valoraron la capacidad que tenían de influir en los demás miembros de su familia. Se valoraron ellos mismos como capaces de lograr lo imposible. Y lo lograron.

Y tú, ¿crees que valoramos lo que tenemos demasiado tarde?