Bien lo decía Isaac Newton: todo lo que sube, tiene que bajar. El efecto de la gravedad, el paso del tiempo, la maternidad y algunos hábitos como el tabaquismo, que aceleran el envejecimiento de la piel, provocan uno de los más grandes temores de cualquier mujer, la caída de los pechos.
Pasados los 30 años y como consecuencia de la pérdida de elasticidad de las fibras dérmicas, comienza la ptosis mamaria, término científico para llamar a la caída del pecho. Esta es más evidente en mujeres con pechos grandes pero también afecta a las que los tienen pequeños. Ello sucede ya que no hay un músculo o ligamento propio que los sostenga. Existe el músculo pectoral que sirve de apoyo, pero si este no está tonificado, la caída difícilmente se retrasará.
Para saber si tus pechos han caído, puedes recurrir a la prueba del lápiz. Esta consiste en colocar un lápiz en el pliegue debajo del pecho. Si este cae, no hay caída, si queda sostenido es que ha comenzado a manifestarse. Un cirujano estético puede confirmar los resultados de esta prueba mediante una exploración clínica.
La ptosis es un problema estético y no médico, que sin embargo puede afectar la autoestima y seguridad de muchas mujeres. Existe un procedimiento estético para corregirla, llamado mastopexia. A grandes rasgos consiste en remover el excedente de piel y subir la areola y el pezón. Generalmente se realiza con anestesia general y hospitalización.
Si bien la ptosis mamaria eventualmente llegará, puedes tomar algunas medidas para retrasarla:
- Utiliza un sujetador deportivo cuando realices ejercicio
- No fumes ni abuses de la cafeína
- Báñate con agua tibia, evita los baños muy calientes
- Realiza ejercicios que ayuden a tonificar los músculos pectorales
- Evita el aumento y pérdida de peso bruscos
Y tú, ¿qué haces para retrasar la ptosis mamaria?