Vamos a ponernos en situación… Estás con tu pareja en el momento más romántico de la noche cuando… ¡¡PUUM! De repente el tronido de los besos es interrumpido por un sonoro prrrrr (y seguro que nunca habías oido un sonido taaaan fuerte). Tu rostro se pinta de carmín en dos nanosegundos (y eso, exagerando, quizá tardes menos) y no sabes dónde meterte o cómo puedes hacerte desaparecer a ti misma en ese mismo momento. Lo  único que quieres y tienes en la cabeza en ese momento es que el rostro de tu pareja delate que, al igual que tú, sabe que ese ruido no es lo que parece ni proviene de donde podría pensarse… (Y por favor que lo piense!)

Durante la penetración o al realizar algunos ejercicios físicos, los movimientos de estiramiento y contracción de la vagina pueden dar lugar a la acumulación y consiguiente expulsión de aire. Esto suele provocar un ruido muy parecido al de los gases intestinales. A diferencia de estos, no son producidos por la fermentación de alimentos por lo que son inodoros, no huelen a nada.

Aunque estas expulsiones poco tienen que ver con las intestinales, la similitud del sonido suele ocasionar vergüenza. Por ello, lo mejor es evitarlas. ¿Cómo? Haciendo ejercicios que ayuden a fortalecer los músculos que rodean a la vagina ya que la falta de tonicidad es una de las razones por las que suceden. Además, al fortalecer el suelo pélvico también puedes prevenir la incontinencia urinaria y tener relaciones sexuales más satisfactorias. Si quieres conocer una técnica para ello, no dejes de ver el siguiente video.

Es importante también que consideres visitar a tu ginecólogo para hablar sobre el tema. Especialmente si las expulsiones van acompañadas por dolor u olor, ya que pueden ser síntoma de alguna condición que requiera tratamiento.