Algunos psicólogos evolutivos consideran al amor romántico en los seres humanos como una estrategia creada por la naturaleza para que hombres y mujeres estuvieran juntos durante el tiempo en que los hijos son dependientes de sus padres.

Recordemos que la mujer tiene mayor riesgo de morir en el parto que las hembras de otras especies, y que sólo tiene un bebé por parto y dos mamas para alimentarlo, y es más difícil embarazarse mientras da pecho.

Muchos mamíferos como los perros, gatos y ratas, que son multíparas (tienen muchas crías a la vez), sus crías son más maduras al nacer y más independientes, por lo que no necesitan de un “perro” a su lado.

Para los humanos es más difícil, por lo que la mujer necesita los recursos de su galán para sacar adelante a la cría, y para el hombre ya no es tan importante la cantidad de mujeres que embaraza, sino la supervivencia de su descendencia. Por eso algunos psicólogos hablan del enamoramiento como una estrategia de la naturaleza para la supervivencia de la especie. Curiosamente, el enamoramiento corresponde con el tiempo medio correspondiente a la fase de embarazo y cría que es entre seis y 18  meses. Incluso hay  científicos que  justifican la exista del amor por apego a la mayor duración del cuidado por parte del hombre y de la mujer de su descendencia.

Aunque le quita mucho romanticismo a nuestra concepción del enamoramiento lo que es cierto es que aquellas mujeres y hombres que se enamoraran sus descendientes tienen mayor probabilidad de sobrevivir y, en conclusión, “sus genes”, tendrán mayor probabilidad de ser transmitidos a generaciones futuras.

Más allá de que sea una estrategia, lo cierto es que el enamoramiento sigue siendo un estado maravilloso que merece la pena vivirlo.