Julio, verano, vacaciones, descanso, playa, calor y sol.
A pesar de las campañas de salud que llevan años advirtiéndonos sobre los peligros de la exposición a los rayos solares, tal parece que muchos aún no acaban de convencerse que en verdad puede ocasionar problemas tan graves como cáncer de piel. Según datos estadísticos, el 52% de los españoles no se protege correctamente frente a la exposición al sol y el 46% considera que es normal quemarse tras la primera exposición. ¿Por qué sucede esto? ¿Sabemos cómo «trabaja» el sol para quemarnos?
Además de que en la playa es costumbre tirarnos al sol para conseguir un bronceado, hay otros factores que hacen que sea un lugar en el que es común quemarnos. Los rayos del sol son más fuertes en verano (especialmente al mediodía) en las zonas más cercanas al ecuador. Además, se reflejan en la arena y el agua (lo que también sucede en la nieve), lo que provoca que nos lleguen por todos lados. Aún cuando el día esté nublado, el 80% de los rayos pueden atravesar nubes y neblina.
Cuando no utilizas una protección adecuada, la luz ultravioleta del sol atraviesa tu piel y mata las células encargadas de generar nueva piel. Las células dañadas mandan un mensaje a tu cerebro indicándole que están lastimadas, lo que activa los receptores de dolor. Eso es lo que provoca que la piel quemada sea sensible al tacto. Para reparar el daño y remover las células muertas, los vasos sanguíneos se expanden y fluye más sangre hacia las partes de tu cuerpo que están quemadas. Esa cantidad extra de sangre es la que hace que la piel se enrojezca y se caliente. La piel adquiere un tono bronceado porque en respuesta al efecto de los rayos UV, el cuerpo produce mayor cantidad de melanina, pigmento que se encarga de proteger a las células del daño.
Sobre los protectores solares solares
Los más efectivos protegen de los rayos UVA y UVB. Funcionan absorbiendo químicamente los rayos o desviándolos y rebotándolos de tu cuerpo. Las cremas solares no son mejores entre más alto sea el FPS (factor de protección solar). El número se refiere al tiempo que tienes antes de quemarte. Por ejemplo utilizar el del 8 te permite estar ocho veces más al sol que si no usaras protección alguna, pero la gran mayoría bloquean los rayos solares en un porcentaje similar. Elige uno que vaya de acuerdo a tu tono natural de piel (entre más blanca, debe ser más alto en FPS) y a las actividades que realizarás.
Si tu piel se quema lo ideal es:
- Tomar aspirina para evitar la hinchazón y disminuir el dolor
- Beber agua en abundancia
- Tratar las quemaduras de primero y segundo grado con duchas frías y humectantes como el aloe vera y las cremas con hidrocortisona
- Acudir a un médico si tienes dolor de cabeza, escalofríos o fiebre
Es importante que en esta temporada además de proteger tu piel de los rayos del sol, lo hagas también con tus ojos, utilizando gafas.