Si te preguntarán por el sonido más molesto, probablemente tu respuesta incluiría uno de los siguientes:
- Los ronquidos de tu abuelo
- El taladro del dentista
- El acople de un micrófono
- El sonido de un taladro
- Uñas rasguñando una pizarra
- La sirena de una ambulancia
- El zumbido de un mosco
- Un columpio con cadenas oxidadas
Sin embargo, investigadores de las universidades Clark y estatal de Nueva York en New Paltz (Estados Unidos), determinaron que el ruido más molesto del mundo no es alguno de los anteriores si no el llanto de un bebé. Sí, los gimoteos, gritos y lloriqueos de los niños de entre 2 y 4 años, nos perturban más que cualquier otro sonido.
Para llegar a esa conclusión, los investigadores pidieron a un grupo de voluntarios que resolvieran operaciones matemáticas mientras escuchaban una serie de ruidos desagradables. Los resultados mostraron que los participantes, hombres y mujeres, con y sin hijos, se equivocaban más cuando escuchaban a un bebé llorar. ¿A qué se debe esto?
Los responsables del estudio, que se publicó en la revista The Journal of Social, Evolutionary and Cultural Psychology, creen los humanos somos muy sensibles al llanto de un pequeño por una cuestión evolutiva. Seamos responsables del bebé o no, su llanto nos llama la atención y hace que dejemos lo que estamos haciendo para responder a la señal de alerta.