Estás a punto de entrar a una entrevista para conseguir el trabajo de tus sueños y a las diez mil ideas que recorren tu mente debes añadir una nueva preocupación. Sufres pensando en el momento en que saludes al entrevistador ya que tus manos parecen regaderas y no importa cuántas veces las seques en tu pantalón, a los pocos segundos vuelven a estar empapadas. ¿Por qué?

El sudor es una respuesta de nuestro organismo para regular la temperatura corporal. Sudamos cuando hay mucho calor o incrementa nuestra tasa metabólica, por ejemplo, durante el ejercicio. Pero también hay otro tipo de sudor que poco tiene que ver con el clima y mucho con nuestras emociones. Se le conoce precisamente como sudor emocional y aparece cuando experimentamos miedo, dolor, enojo, angustia, estrés, etc. Esto se debe a que esas emociones promueven la liberación de adrenalina y eso activa el sistema nervioso autónomo, que es precisamente el encargado del proceso de sudoración.

Es importante saber que el sudor emocional es normal, siempre y cuando no sea excesivo. En ese caso hablamos ya de una afección llamada hiperhidrosis que requiere de intervención profesional si interfiere con las actividades cotidianas. Existen medicamentos y tratamientos como la ionotoforesis que utiliza electricidad para cerrar las glándulas sudoríparas o inyecciones de Botox que bloquean temporalmente los nervios que estimulan la sudoración. Si es tu caso, consulta con un médico para que te ofrezca la opción ideal para ti.