Desde hace más de 500 años, cuando Leonardo da Vinci estudiaba cómo funciona el ojo humano, comenzaron a desarrollarse las primeras ideas para mejorar la visión a través de lentillas correctivas. Hoy en día más del 2% de la población mundial usa lentes de contacto de forma regular y puede ver bien sin alterar su apariencia.
Dos tercios de los usuarios de pupilentes son mujeres y la edad promedio de los que los eligen es de 31 años. Existen blandos o rígidos y son consentidos de los deportistas y personas con una vida activa intensa ya que pueden realizar sus tareas diarias sin tener que depender de unas gafas. También hay los cosméticos, que son de colores o hacen que el iris luzca más grande y sirven para cambiar la apariencia de los ojos.
Las lentes de contacto son un gran invento y tomando las medidas de precaución necesarias, no representan mayor problema. Sin embargo, entre el 40 y el 90% de los usuarios no siguen las instrucciones de cuidado y almacenamiento y muchas veces acaban con una infección en la córnea o un problema ocular aún más grave. Por ello, si tú las usas con regularidad, recuerda que:
- Lava y seca bien tus manos antes de tocarlas.
- Debes tener mucho cuidado al ponerlas y retirarlas.
- A menos que lo indique el oftalmólogo, debes quitártelas antes de ir a la cama.
- Enjuágalas solo con solución salina y lava el estuche al menos una vez a la semana.
- No las uses para bañarte y si las necesitas para practicar deportes acuáticos como la natación, usa goggles que protejan tus ojos.
Si experimentas ardor, lagrimeo o enrojecimiento, retíralas inmediatamente y consulta con un especialista.