Las vacaciones son ese momento del año que tenemos para descansar, pasarlo bien sin presiones y recuperar energías para volver a la vida cotidiana con más ánimo. Hay ocasiones en que más bien sucede todo lo contrario y el viaje que llevábamos meses planeando se convierte en una pesadilla.

Es verdad que un imprevisto puede alterar todos los planes pero también lo es que hay ciertas medidas de precaución que disminuyen el riesgo de padecer durante las vacaciones ya sea por sentirnos agotados, sufrir un problema estomacal o una lesión y/o contraer una enfermedad. Cuidarnos antes y durante un viaje puede suponer una gran diferencia entre pasar unas vacaciones de ensueño o unas de terror:

Vacunas y medicamentos

Para visitar algunos países es necesario recibir determinadas vacunas antes. Inmunizaciones para enfermedades como hepatitis B, fiebre amarilla, tifoidea o meningitis están entre las más comunes. Si vas a viajar al extranjero infórmate bien sobre el destino y agenda una visita al médico por lo menos 4 semanas antes del viaje. Hay algunas vacunas que requieren más de una dosis y la mayoría necesitan un determinado tiempo para surtir efecto.

La reglamentación para el acceso a los medicamentos también varía por lo que es altamente recomendable que lleves un botiquín básico con analgésicos, antisépticos, curitas y otras medicinas sin receta que el médico recomiende.

Equipaje

Lo ideal es utilizar maletas con ruedas y repartir el equipaje en varios bolsos en vez de sobrellenar uno. Al cargar lo recomendable es hacerlo con las piernas y no con la espalda; para ello es necesario pararse cerca de la maleta y doblar las rodillas.

Evitando el jet lag

Cuando viajamos a lugares que tienen una diferencia horaria (aunque sea mínima) con nuestra ciudad, experimentamos un fenómeno conocido como jet lag que se manifiesta en cansancio extremo, dificultad para conciliar el sueño y confusión. Para evitarlo es recomendable empezar el ajuste al horario dos días antes del viaje, alterando por lo menos dos horas el momento de ir a la cama. La deshidratación puede empeorar los efectos secundarios de la diferencia de horas así que asegúrate de mantenerte hidratado durante el viaje. Ya sea que vayas en avión o en un vehículo terrestre, de vez en cuando párate del asiento y camina un poco durante el trayecto.

El agua y la comida

El cuerpo puede tardar en adaptarse a la comida y las bebidas de otros lugares. El agua recibe tratamientos diferentes y en algunos países puede incluir bacterias, virus y parásitos. La diarrea y las infecciones estomacales pueden presentarse con facilidad por ello es mejor:

  • Beber solo agua embotellada y usarla también para lavarse los dientes
  • No comer frutas y verduras crudas a menos que tú las laves
  • Verificar que los alimentos estén bien cocinados
  • Tener precaución con los platos locales, algunos ingredientes pueden resultar muy agresivos para un estómago no acostumbrado (especias o picantes)

Ahora sí ¡disfruta tus vacaciones!