Todas estábamos ese día en aquél lugar cuando entró ella. De repente, todas las cabezas giraron en su dirección. La tuya también. Sonreía distraída mientras andaba resueltamente hacia el fondo de la estancia, sabía que la estaban mirando pero no parecía importarle, daba la impresión de ser algo natural a lo que estaba acostumbrada. No era especialmente guapa ni mucho menos tenía cuerpo de top model, pero llevaba un vestido de los que yo llamo «estratégico» (resalta lo bueno y esconde lo menos bueno), ¡ la verdad es que le quedaba cañón ! … ¿Por qué todos la miran y sonríen?… ups!, si yo también estoy sonriendo… 

Aquélla mujer sedujo a todo el personal. Sí, a ti también. ¿Cómo lo hizo? Se sentía segura de si misma. Esa mujer reflejaba que se gusta a si misma, que se quiere y que no le extraña en absoluto que los demás puedan sentir lo mismo. He aquí la piedra filosofal para gustar a los demás; Gustarte tú.

¿ Por qué funciona?

Cuando te gustas, gustas al resto

Eso es así. Si no te gustas, mandas un mensaje negativo sobre ti misma que los demás captan perfectamente y actúan en consecuencia, te descartan.

Crees firmemente en ti

Si es pose y no te lo crees ni tú, se notará, no gustarse uno mismo solo se puede ocultar un rato.

Los demás captan tu capacidad de querer

Quererse uno mismo es requisito previo a tener una relación, es decir, cuando te quieres a ti misma estas preparada para querer a los demás. Eso se nota y se aprecia.

Tienes el control

Segura de ti misma eres infalible. Sabes lo que quieres y lo que no. Si te gustas, tienes confianza y seguridad en ti misma, eso se transmite, se percibe y no hay nada que atraiga más que alguien seguro de si mismo, es como un imán.

No dependes de lo que piensen los demás

En ocasiones delegamos en los demás nuestra autoestima, es decir, dejamos que dependa de la admiración o aprobación de los demás, ¡ error !, lo que piensen otros no importa tanto y si te gustas no hay miedos o complejos que puedan contigo.

Gustarse a uno mismo se puede entrenar. Acéptate tal cual eres y refuerza tus atributos preferidos y potencia la seguridad en ti misma. Potencia tus virtudes y disimula tus defectos.

Si te miras con buenos ojos, te valoras en todos los aspectos, desprendes fuerza y sensualidad. Es la imagen que proyectas, a veces nos juzgamos duramente y ya nos hemos aniquilado antes de enfrentarnos a los demás, así no lograremos atraer a nadie. Gustarte y saber que siempre se puede mejorar y no pasa nada por cometer errores; ¡bingo!, licencia para «matar».

Tira la lupa de escudriñar defectos y crear complejos y ponte las lentes potenciadoras de virtudes. Todos tenemos defectos, claro que si, es normal pero aprende de ellos y que tu voz interior sea siempre positiva; «Mímate», «Mírate», «Cuídate», «Háblate con cariño» y «Respétate».

Y recuerda, nunca pongas tu Autoestima en manos de los demás. La clave no está fuera de ti, sino en tu interior.

Y recuerda todos los días siempre: