Todos tenemos cierto temor a realizar cosas que pueden resultar dolorosas por lo que el miedo al dolor es una respuesta completamente natural. El dolor es una señal del sistema nervioso que nos avisa que algo nos está lastimando o que hay algo que no funciona bien en nuestro organismo. Tiene además un componente psicológico ya que es una experiencia sensorial y emocional, por lo que es un miedo adaptativo, nos impulsa a eliminarlo y evitarlo.

Cuando el miedo al dolor se vuelve persistente, injustificado y anormal, estamos hablando de una fobia llamada algofobia o agliofobia. El terror ante la idea de enfrentar algo que pueda resultar doloroso, lleva a miles de personas a vigilar en extremo su salud, vivir con tensión o evadir situaciones. Se niegan experiencias que otros encuentran naturales como participar en actividades deportivas y recreativas (por temor a sufrir una lesión), embarazarse o acudir a una consulta con el médico o el dentista. Muchos también, como sucedió con Michael, comienzan a abusar de los analgésicos con tal de evitar cualquier indicio de dolor.

Si experimentas un miedo al dolor tal que afecta tu calidad de vida, es momento de acudir con un psicólogo.