El coma es un estado profundo de inconsciencia en el que la persona no puede pensar o percibir su entorno, lo que le rodea. Conserva de forma más o menos normal funciones como la respiración, circulación y los patrones de sueño, pero pierde su capacidad de hablar y responder a órdenes.
En ocasiones, el coma se induce médicamente para proteger el cerebro del paciente dándole así tiempo al cuerpo de recuperarse. En este estado el cerebro necesita menos sangre, glucosa y oxígeno, lo que ayuda a disminuir la hinchazón y con ello un daño potencial a ese órgano vital.
Cuando una persona se encuentra en coma, los esfuerzos de los médicos se concentran en evitar que contraiga una infección, proporcionarle una nutrición adecuada y prevenir contracturas y otras alteraciones de huesos, músculos y articulaciones, que podrían surgir por la falta de movimiento.
A diferencia de lo que sucede en las películas, las personas que salen de este estado difícilmente comienzan a hablar y moverse como si nada al día siguiente. Dependiendo de la duración y motivo que lo ocasionó, la recuperación total puede demorar semanas, meses, años o nunca llegar.