Los filósofos de la posmodernidad aseguran que vivimos en una época de individualismo y falta de compromiso social. Nos importan poco los problemas de los demás y dedicamos nuestros esfuerzos a satisfacer las necesidades propias. Sin embargo, hay personas que escapan a esa definición y consagran su existencia a ayudar a los otros, a veces incluso a costa de su propio bien. Eso que los diccionarios definen como altruismo y que las investigaciones han demostrado que ofrece infinidad de beneficios para la salud. Revisemos algunos:

Mejora tu estado de salud general.

Las emociones positivas ayudan a disminuir el estrés lo que fortalece el sistema inmune y te ayuda a estar mejor preparado para combatir las enfermedades.

Reducir el dolor.

Ayudar a los demás puede tener efectos analgésicos ya que después de un acto humanitario, en el cerebro se produce una gran cantidad de endorfina, opioi de endógeno (producido por el cuerpo), que se encarga, entre otras cosas, de modular el dolor.

Mantener las cosas en perspectiva.

Al ayudar a alguien más necesitado que tú, te permite apreciar lo afortunado que eres por lo que tienes y a evitar que te concentres en aquello que te falta.

Protege a tu corazón.

Cuando tienes un gesto de generosidad con alguien cara a cara, se crea un lazo emocional. En tu organismo se libera una mayor cantidad de oxitocina que se adhiere al revestimiento de los vasos sanguíneos y provoca la dilatación de las arterias, lo que se traduce en una reducción de la presión sanguínea.

Para gozar de todos estos beneficios no es necesario que dones grandes cantidades de dinero a obras de ayuda social. Ceder el asiento a una mujer embarazada o ayudar a una persona mayor a cruzar la calle, también cuentan.