El tacto social es la capacidad de sostener contactos y relaciones interpersonales respetando la sensibilidad del otro. Lo que mamá llama comportarse. Hay los que lo tienen más cultivado y los que rayan en la imprudencia casi todo el tiempo. Para desarrollarlo es necesario tomar en cuenta algunos factores:

Aprende a escuchar.

Para oír un monólogo acudes a un teatro. A nadie le gusta estar con un interlocutor que no para de hablar y nunca cede la palabra. Mucho menos con uno que, además, no pone atención a lo que se le dice. Prestar oídos a lo que te dicen, asintiendo de vez en cuando y mostrando interés, hará que la conversación fluya mejor.

Ten en cuenta las circunstancias

Es diferente estar en un bar de copas que en un velatorio. Vigila que el tono y volumen de tus conversaciones vaya de acuerdo al lugar en que te encuentres. Evita insultos y observaciones destructivas o muy personales: decirle a una mujer que apenas conoces lo mal que le sienta el color rojo o que se nota que es de buen diente (dando a entender que ha comido mucho), por muy sincero que te parezca, está fuera de lugar.

Reflexiona antes de hablar

¿Te ha pasado que te llega una idea a la cabeza y piensas que será un comentario acertadísimo que hará reír a todos, la dices y reina un silencio absoluto? Tal vez fue porque no pensaste en cómo lo recibirían los otros, por ello es importante aprender a leer a los demás y ser prudente.

Sé discreto

A menos que estés realizando una entrevista, el exceso de preguntas tampoco es recomendable. Querer saber los detalles íntimos de una situación puede causar incomodidad al que está contándola.


La cosa es simple, trata a los demás como quieres que te traten.