Si alguna vez te has enamorado, lo más probable es que la sensación de mariposas en el estómago te resulte familiar. Ese cosquilleo en la barriga que te revuelve todo cuando estás frente a la persona amada, cuando te dice una palabra al oído o te mira con esos ojazos por los que darías la vida hace que lo sepas: has caído redondit@. Pero, ¿por qué se produce? 

Diferentes estudios han encontrado que el enamoramiento es un proceso que altera toda la química cerebral. Se liberan un montón de neurotransmisores que componen el llamado cóctel del amor:

  • Feniletilamina: Provoca la excitación, taquicardia, enrojecimiento de la cara.
  • Dopamina: Regula la motivación y el humor.
  • Oxitocina: Es la que genera la confianza y el apego.
  • Serotonina: Encargada de regular la sensación de bienestar.
  • Noradrenalina: Acelera la tensión y provoca la dilatación de las pupilas.

Para todas esas sustancias, hay receptores repartidos por el cuerpo, el tracto digestivo es uno de los sitios consentidos ya que está rodeado por más de un millón de células nerviosas. Algunos científicos aseguran que ahí se encuentra una especie de cerebro secundario que trabaja junto a los procesos psíquicos. Es por ello que también es justo ahí donde sentimos por ejemplo, el nerviosismo previo a un evento importante, el dolor intenso tras la pérdida de un ser querido o el nudo típico si aparece una persona que nos cae mal.

Y tú, ¿has experimentado mariposas en el estómago?