El invierno está a la vuelta de la esquina y con él llegan los resfriados, la sequedad del ambiente y las hemorragias nasales. Sí, durante la época más fría del año es común que nos sangre la nariz, a lo que formalmente se le llama epistaxis. Pero, ¿cuáles son sus causas? ¿qué tipo de hemorragias hay? Y sobre todo, ¿cómo parar este sangrado?

La hemorragia nasal es la pérdida de sangre del tejido que recubre la nariz. Generalmente ocurre solo en una fosa y puede deberse a:

  • Aire seco o muy frío
  • Irritación consecuencia de alergia, resfriado o problemas sinusales
  • Traumatismo 
  • Sonarse o hurgarse la nariz con mucha fuerza
  • Abuso de los aerosoles para descongestionar
  • Consumo de algunas drogas como la cocaína

La mayoría de las veces el sangrado se origina en la parte delantera de la nariz, a lo que se conoce como hemorragia nasal anterior. Otro tipo, el que se produce en la parte trasera, se conoce como hemorragia nasal posterior y suele deberse a hipertensión o a una lesión en el rostro.

Lo mejor que puedes hacer para detener una hemorragia nasal es sentarte y apretar suavemente la parte blanda de la nariz entre los dedos pulgar e índice, de tal forma que las fosas estén cerradas. Respira por la boca e inclínate hacia adelante para evitar que tragues sangre. Espera por lo menos 10 minutos antes de revisar si ha parado la hemorragia y durante las siguientes 24 horas evita cargar objetos pesados o sonarte.

La epistaxis rara vez es peligrosa pero si las hemorragias se repiten con regularidad pueden ser señal de un padecimiento de los senos paranasales o de hipertensión arterial, por lo que es importante consultar con un médico. También es necesario buscar ayuda profesional si persiste durante más de 15 minutos o si la hemorragia es a consecuencia de un golpe u otro tipo de lesión ya que puede ser síntoma de una fractura.

Para prevenir una hemorragia nasal es recomendable tener un humidificador en casa que ayude a contrarrestar el aire seco durante los meses de invierno. Si estás acatarrado suénate con suavidad y utiliza una pomada lubricante. Si practicas deportes en los que puedas lastimarte la nariz, usa un equipo protector adecuado.