En la actualidad, es probable que estar tanto tiempo en casa haya hecho que pienses en si lo que haces cada día te llena, es suficiente y seguro que entre estas cosas también le has dado vueltas al trabajo.

Cuando hablamos de salario, todos tenemos más o menos claro que se trata de la retribución económica por un trabajo. Sin embargo, hay un tipo de salario que poco tiene que ver con el dinero y mucho con el bienestar general. Se trata del salario emocional, término que ha comenzado a popularizarse en los últimos años, para referirse a ese plus que nos da un empleo y que nos hace querer dar lo mejor ya que nos sentimos valoradosrespetados y tomados en cuenta.

Pasamos cerca de una séptima parte de nuestra vida trabajando y qué mejor que sea en condiciones óptimas que nos hagan sentir bien con dicha labor. Un trabajo que además de dinero nos proporciona un buen salario emocional, es el que incluye:

  • Capacitación constante
  • Flexibilidad en el horario
  • Oportunidades de crecimiento
  • Reconocimiento de tus logros
  • Posibilidad de optar por el teletrabajo
  • Ambiente libre de hostilidad
  • Buena comunicación con tu jefe directo
  • Posibilidad de expresar propuestas e inconformidades

El salario emocional resulta benéfico tanto para el empleado como para el empleador. Se ha comprobado una y otra vez que este tipo de alicientes, así como los permisos de paternidad o maternidad extendidos, las actividades de recreación que incluyen a la familia y los bonos (tickets de descuento para ciertos establecimientos, seguro médico, etc.), hacen que el trabajador se sienta más comprometido con su empleo, es decir, que traiga la camiseta bien puesta y también que existan mejores niveles de productividad. Resulta benéfico sobre todo porque se reducen dramáticamente los niveles de estrés y con ello bajan las enfermedades y el ausentismo.