La respuesta es más sencilla de lo que te imaginas: porque no vivimos en el aquí y el ahora como ellos hacen.  Nos preocupamos excesivamente por los “probables” eventos desafortunados que nos pueden pasar en el futuro. Podemos culpar de esto a nuestro cerebro, concretamente al área de la corteza prefrontal.

Como ya sabes, esta parte mucho más desarrollada en el “primate humano” se encarga de prepararnos para futuras contingencias y para responder y poder sobrevivir ante eventos inesperados. ¿Qué ocurre? Que algo que podría ser bueno puede volverse en nuestra contra. En una realidad tan compleja como en la que vivimos, empieza a crear un exceso de situaciones amenazantes que ponen en constante estado de alerta a nuestro cuerpo y terminan agotándolo.

Curiosamente, las mujeres tenemos más desarrollada esta área del cerebro y hace que pensemos más en los riesgos del futuro que los hombres. La maternidad implica vivir preparada para criar unos hijos y que no les pase nada malo.  Por lo que nos hace vivir más activadas para prevenir cualquier evento negativo que le pueda pasar a nuestra descendencia. En consecuencia, las mujeres padecemos más ansiedad. ¿Con quién cuentas para hablar? En estas situaciones es mñas necesario que nunca… #Desahógate!