Una fuente de ansiedad muy importante suele ser nuestra relación de pareja. El miedo a perderla o a que se vaya con otra persona hace que comience a girar la ruleta de ideas irracionales y salte la alarma ante la idea de perder al amor de nuestra vida. Si a eso le sumamos que la pareja puede estar presionada por aspectos de su propia cotidianidad como el trabajo, un simple “no” puede asociarse con o interpretarse como un “no te quiero”.
La baja autoestima es un gran aliado en la creación de ideas irracionales sobre el abandono. En una relación de pareja es fácil que los malos augurios del ansioso se cumplan y se concrete la profecía temida: que la pareja nos acabe dejando, por intentar controlarla.
Impacto de la ansiedad en la sexualidad
La ansiedad impacta de manera dramática en el desempeño sexual. Nuestro cuerpo deja claro que el instinto de supervivencia tiene prioridad sobre el de reproducción. Cuando estamos ansiosos, le mandamos señales al resto del organismo, indicándole que hay un peligro y lo más importante es sobrevivir y sobrevivir. Nuestro cuerpo decide que la prioridad no es reproducirse, por lo que la actividad sexual se reduce al mínimo. Lo primero que empeora es nuestro apetito sexual y lo segundo, la capacidad de fantasear. Nuestro principal órgano sexual, el cerebro, no tiene energía ni ganas para crear esas imágenes mentales que componen las fantasías y, por consiguiente, no detona la cascada de deseo que es la que da comienzo a la relación sexual.
¿Cómo impacta la ansiedad en el desempeño sexual?
Una relación sexual es un momento especialmente estresante para los hombres. El miedo a ser evaluados, a no cumplir, los hace especialmente vulnerables a sufrir de ansiedad. Hay un tipo de ansiedad que puede impactar de forma muy negativa en ellos, la ansiedad anticipatoria. Ésta se produce por miedo a no cumplir las expectativas de la pareja. La presión por no fallar es tal que pueden llegar a padecer disfunción eréctil, es decir, el pene no alcanza la erección o el grado de erección no es suficiente para mantener una relación satisfactoria.
Otra consecuencia negativa de la ansiedad es la eyaculación retardada que consiste en que el hombre tarda dar demasiado en eyacular. Muchos hombres que no consiguen finalizar el coito comienzan a desarrollar ansiedad ante una relación sexual. Se obsesionan y temen no poder cumplir. Si te pasa con frecuencia, acude al especialista. Lo que nunca debes hacer es automedicarte. La necesidad de llevar la “pastilla” y no olvidarla también puede generar ansiedad.
La falta de apetito sexual es un indicador tan claro de exceso de ansiedad, que en ocasiones muchos sexólogos recomiendan a las parejas simplemente unas vacaciones en las que puedan desconectarse de sus pensamientos y en las que estén bien comidos y bien dormidos. Poder desconectarte completamente y relajarte hace milagros en tu vida sexual.
Si la ansiedad ya se vuelve enfermedad o trastorno, el sexo puede formar parte de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o incluso de una fobia; y aunque siempre es recomendable acudir a un especialista, en estos casos es vital.