No sólo son responsables nuestras ideas negativas, además hay un tipo de pensamiento que también puede hacernos daño y que cada vez adopta más gente que dice ser “exitosa”. Es el modelo de supermán o “supermana”. O lo que es lo mismo el “yo puedo con todo”. Para ellos, el fin justifica los medios, por lo que ignoran las necesidades de su cuerpo con el propósito de conseguir sus objetivos profesionales y de reconocimiento. Lo peor es que, como una vez lo hicieron y funcionó, se vuelve un patrón de comportamiento, un hábito. De manera mecánica se privan de sueño, de comer sano, se llenan de actividades, que a su parecer, son todas importantes, convirtiéndose en una bomba de ansiedad.
Los medios están ayudando al desarrollo de este prototipo de persona desconectada de su cuerpo. Todo “lo puede”. No importa si en el camino bloquea sus emociones o su cuerpo, con tal de conseguir su meta. Como ejemplo el anuncio de una marca que dice “No hay nada imposible”. Puede que no lo haya pero el precio emocional y físico que pagamos para alcanzar ese objetivo puede ser nuestra salud.
Uno de los principales efectos de querer ser “supermanes”, excedernos en el trabajo, privándonos de dormir o no alimentándonos correctamente es que nos de un ataque de pánico. Nuestro sistema deja de funcionar por un exceso de información que consideramos relevante en su totalidad. Es como si fuéramos una computadora con muchos documentos abiertos a la vez y que ha estado encendida por horas. Al final se “crashea” y deja de funcionar.
¿Quieres conseguir que alguien se vuelva ansioso?
No deseo que utilices estos pasos en otras personas, pero sí que seas consciente de que si haces lo que aparece en ellos, prácticamente tendrás todos los números para que te toque la lotería de la ansiedad. Seis pasos para volver a alguien ansioso:
Hazlo pensar constantemente en cosas negativas.
Quítale horas de sueño de una manera gradual.
Él no se dará cuenta pero poco a poco su cuerpo le pasará factura y estará irritado por cualquier cosa.
Dale cada vez más tareas.
Hasta que llegue un día en que al levantarse de la cama piense, “24 horas no son suficiente para acabar todas mis actividades”.
Dale muchas sustancias excitantes.
Café, bebidas de cola, tabaco y alcohol.
Que no practique ningún deporte.
Si hacía alguno, consigue que sacrifique esas horas de ejercicio por más tiempo productivo de trabajo.
Que no desconecte su teléfono ni por las noches, ni los fines de semana.
Hay que lograr que esté en estado de alerta hasta en sus sueños. Poco a poco vas a conseguir que cualquier sonido lo despierte.