El tratamiento de la depresión normalmente requiere intervenir desde distintos flancos; desde la psicoterapia, la farmacoterapia y si el paciente no responde, se puede optar por otras alternativas, desde la estimulación con la implantación de electrodos, hasta terapia electroconvulsiva. Otros acercamientos que pueden ayudar conjuntamente son el ejercicio y la meditación.
Psicoterapia
Anteriormente ya hablé de qué era la psicoterapia y en el caso de la depresión, es imprescindible que el especialista identifique y atienda todos los pensamientos negativos. Tendrá que tratar las rumiaciones, además de evaluar si su modelo atribucional es el adecuado. Puede que también deba ayudar al paciente a reinterpretar los acontecimientos de su vida.
También va a tener que mejorar su autopercepción o proporcionarle habilidades para que no vuelva a caer en pensamientos que detonen una cascada de emociones negativas y ansiedad.
Es conveniente hacer entender a la gente que rodea al paciente en qué consiste este trastorno y de los riesgos que implica el que la persona no sea atendida. Por otra parte, uno de los inconvenientes que tiene el tratamiento de la depresión es que el efecto de los antidepresivos no es inmediato y el paciente tiene poca motivación en acudir a psicoterapia. Eso quiere decir que al principio se va a requerir de un gran apoyo por parte de la familia para que el paciente no se desanime y continúe con la psicoterapia. Poco a poco empezará a ver resultados y eso le motivará para que continúe el tratamiento.
Cómo funcionan los antidepresivos
Cuando padeces depresión hay un desequilibrio en la química de tu cerebro, por eso la mayoría de los antidepresivos tienen como objetivo asegurarse de que el nivel de los neurotrasmisores en nuestro cerebro es el adecuado. Hay muchas personas que tienen mucha reticencia a tomarlos ya que hay una creencia de que causan adicción o muchos efectos secundarios.
Mucha de la mala reputación de los antidepresivos se debe a los que se utilizaban hace más de 30 años. A ese tipo de medicamentos se les llama tricíclicos que aunque son efectivos, al no ser selectivos, tenían bastantes consecuencias y provocaban cierto síndrome de abstinencia si no se retiraban de la forma adecuada.
Con la aparición de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) todo mejoró. El primero de esta clase fue el Prozac (Fluoxetina), su mecanismo de acción es inhibir la recaptura de un neurotrasmisor que es la serotonina cuya falta de niveles adecuados provoca un sentimiento de tristeza obsesivo. Después de éste han aparecido inhibidores selectivos de otras substancias como la norepirefrina (ISRN), una falta de éste en el cerebro afecta fuertemente la motivación y la energía, no tienes ganas de moverte, ni reaccionas ante nada.
Hay otra opción que tiene un efecto sobre los dos neurotrasmisores, se le dice que tienen un efecto dual y son los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina y norepirefrina (IRSN).
La nueva generación de antidepresivos generan pocos efectos secundarios y aunque no produce adicción tienen que ser retirados gradualmente por el médico. Nuevos fármacos como la ketamina están siendo utilizados en pacientes que no responden al tratamiento para la depresión.
Uno de los inconvenientes de los antidepresivos es el tiempo que demoran en actuar, pueden pasar hasta cuatro semanas en las que el paciente se siente ansioso y le cuesta dormir. Mientras que el medicamento tiene efecto, muchos psiquiatras los combinan con ansiolíticos ya que trabajan más rápido y permiten al paciente conciliar el sueño y relajarse. Cuando el antidepresivo empieza a funcionar, el psiquiatra normalmente toma la decisión de retirarlo.