Hay muchas maneras de clasificar la depresión, una de ellas es asociada a su causa, endógena o exógena. La depresión endógena, es aquella originada por nuestro cuerpo especialmente por enfermedades, las más comunes son hipotiroidismo, diabetes, alteraciones metabólicas o colesterol. Y la depresión exógena es aquella que está relacionada con factores externos relativos al entorno social del paciente, por ejemplo, pérdidas de un ser querido, problemas familiares, problemas laborales, rupturas de pareja, un aborto, etcétera.
Merece la pena hablar de la distimia, ahora llamada trastorno depresivo persistente. Es una depresión leve o moderada que se puede prolongar durante años. El problema de la distimia es que la persona aprende a convivir con ella aunque sea altamente debilitante. Sigue una vida “normal”, no deja sus obligaciones ni sus actividades rutinarias y sin ser diagnosticado como paciente con depresión, condenándose a llevar un filtro oscuro que tiña de negatividad toda su vida o acabando en una depresión mayor.
Cómo afectan los acontecimientos externos
La vida puede tener momentos emocionalmente muy fuertes, si un acontecimiento doloroso no se supera de manera adecuada, se puede volver un trauma. Podríamos decir que un trauma es un filtro de negatividad que te tiñe de oscuro la manera de percibir y reaccionar a tu presente.
Una vez que nos creamos un trauma, nuestra mente idea un mecanismo de defensa con el objetivo de alertarnos lo antes posible para que no se vuelva a repetir. Casi de una manera inconsciente nos hace identificar más rápidamente cualquier señal que pudiera representar una amenaza. Esta situación nos lleva a protegernos en exceso y nos aisla de estímulos placenteros y motivadores. En definitiva nada positivo nos llega y nos retroalimentamos solo de ideas negativas y de deseperanza.
Una persona que sobrevive a uno o más acontecimientos difíciles no tiene por qué padecer depresión si tiene una manera adecuada de interpretar la realidad y un buen mecanismo de solución de problemas. Si desde niños aprendemos a ver las dificultades y conflictos que nos trae la vida como retos más que como amenazas, enfrentarnos a estos no nos va a provocar ansiedad.
Causas físicas o endógenas
Casi una tercera parte de las depresiones nacen de una causa física, me refiero a que la persona simplemente tenía otra enfermedad en la que entre muchas de las consecuencias, estaba ese trastorno mental. El hipotiroidismo es una de estas enfermedades, se cree que más de una cuarta parte de las mujeres que sufren de depresión tienen hipotiroidismo.
El hipotiroidismo suele presentarse de manera gradual y es difícil de detectar porque aparte de la depresión, algunos de sus otros síntomas aparecen en otros padecimientos; cansancio, fatiga, piel seca, estreñimiento o aumento de peso. También puede no dar indicios, pero si te haces un análisis de sangre podrás medir los niveles de hormona estimulante de la tiroides (TSH) y te sacará de dudas. Quien más lo sufre son las mujeres quienes ante la fatiga constante y falta de energía, en vez de ir al médico para ver si padecen hipotiroidismo empiezan a excederse en café o estimulantes. Esto aumenta su nivel de ansiedad y además no consiguen lo que querían, que es acabar con el cansancio crónico, empeorando así los síntomas de la depresión.
En las mujeres un desequilibrio hormonal entre los estrógenos y la progesterona puede ser el detonante de padecer depresión. Los periodos de mayor vulnerabilidad son el parto y al comenzar el climaterio. Durante esta etapa, que es el periodo de tiempo en que la fertilidad de la mujer acaba y le llega la menopausia, su sistema hormonal se desajusta afectando a la química cerebral. Muchas se sienten más emocionales, tristes e irritables. También pueden tener síntomas como bochornos e insomnio y un grupo más pequeño de ellas pueden llegar a padecer depresión mayor. De las cosas que impactan más negativamente en el climaterio son las ideas erróneas de la feminidad las cuales han perjudicado tremendamente al bienestar de la mujer. En culturas primitivas esta edad de la mujer corresponde a la cima del autoconocimiento, de la sabiduría y del reconocimiento dentro de su grupo, a demás de seguir teniendo una actividad sexual plena.