El enojo es una emoción normal y experimentarla en cierto grado es necesario para nuestra supervivencia. Es una respuesta natural que se adapta a las amenazas y nos permite defendernos cuando nos sentimos atacados. Sin embargo, enojarnos con mucha frecuencia e intensidad puede ser peligroso para la salud. En las dos siguientes horas a un arrebato de enojo tenemos 5 veces más probabilidades de sufrir un ataque al corazón y 3 veces más de un derrame cerebral.

El enojo es una de las emociones que activa el llamado mecanismo de defensa o huida, preparando así al cuerpo para reaccionar frente a una amenaza. Se aceleran el ritmo cardíaco, la presión arterial y la respiración. Aumenta la temperatura corporal, la sangre circula hacia los músculos y liberamos adrenalina y cortisol, las llamadas hormonas del estrés.

Si se da con frecuencia, este cóctel de químicos y cambios metabólicos puede dañar la salud. Algunos de los problemas asociados al enojo constante:

  • Dolores de cabeza
  • Insomnio
  • Eczema y otros trastornos de la piel
  • Ansiedad generalizada
  • Trastornos digestivos
  • Hipertensión arterial
  • Colesterol alto
  • Depresión

Para que el enojo no te dañe es importante que aprendas a expresarlo de forma sana. Estos tips te pueden ayudar:

  • No lo reprimas, mejor acéptalo y reconócelo como una parte normal de la vida.
  • Intenta encontrar cuáles son las razones exactas detrás de tu enojo. Una vez que las identifiques, piensa en distintas estrategias para remediar el problema.
  • Cuando sientas que estás perdiendo el control, aléjate de la situación hasta que te tranquilices. Realizar una actividad física puede ayudarte.
  • Aprende técnicas de relajación como meditación o yoga.
  • Haz ejercicio con regularidad.

Y tú, ¿te enojas con frecuencia?