La menstruación se considera regular cuando tiene lugar en intervalos de 21-35 días, la hemorragia oscila entre 20 y 60 mililitros y se extiende por un periodo que va de dos a cinco días. La irregularidad, que por cierto es algo bastante común, llega cuando:
- Los intervalos difieren mucho de un mes a otro aunque estén en parámetros (por ejemplo si un mes dura 24 días y otro 35)
- Los intervalos duran menos de 21 días (polimenorrea) o exceden los 35 días (oligomenorrea)
- Hay hemorragia entre un periodo y otro (intermenstrual)
- Ausencia de menstruación (dismenorrea)
- La hemorragia es abundante (dura más de 5 días-menorragia) o es muy débil (hipomenorragia)
Estos desajustes pueden considerarse normales cuando suceden, por ejemplo, después de un parto, al llegar la menopausia o durante el primer año de la menstruación. Algunas veces el origen es un cambio repentino de peso, el estrés o el ejercicio físico excesivo. Sin embargo, también hay ocasiones en que sí son síntomas de un trastorno mayor (quistes, miomas, cáncer, etc.), por ello es importante consultar con un ginecólogo ante cualquier irregularidad que se extienda por varios meses.
Si tus ciclos son irregulares y estás tratando de quedar embarazada, acude con un médico que te ayude a detectar el origen de las alteraciones. Si estos varían sin una causa aparente, puedes recurrir a una prueba casera de predicción de la ovulación. La consigues en cualquier farmacia y funciona detectando la elevación de la hormona lutenizante en la orina. El incremento de esta, avisa al ovario que es momento de expulsar el óvulo.