Mentes ágiles que juegan con las palabras, el título de este artículo no lleva connotación sexual alguna y se debe interpretar literalmente. ¡¡Hablemos del picante!!
¿Por qué?
Porque diferentes estudios han encontrado que consumir chiles, guindillas o ajíes (como se le llama en distintos países a la baya del Capsicum), estimula la liberación de endorfina, un analgésico natural del cuerpo que produce sensación de bienestar. Esta sustancia que también se libera durante el sexo, el ejercicio físico o cuando escuchamos nuestra música favorita, es también conocida como «hormona de la felicidad».
¿Un dato curioso?
Cuanto más picante es el chile, mayor es la producción (y sí, esto también debe interpretarse en sentido literal).
¿Qué hay en ese escozor que nos hace sentir tan bien?
El ingrediente activo del chile, la capsaicina, es un irritante natural para los mamíferos. Cuando entra en contacto con la lengua, el cerebro percibe la presencia de una amenaza y ¡Click! se activa la alarma. Su ejército contra el dolor, que incluye a las endorfinas, buscará mitigar los daños que ocasione el tránsito de ese agente por nuestro cuerpo. Así de increíble es nuestra maquinaria.
Para algunos la experiencia no resulta placentera pero para muchos, ese detonación de químicos cerebrales es tan reconfortante que casi puede volverse adictiva.
Además, cuando se mezcla con lo dulce y lo salado, su explosividad aumenta ya que se combina con otros alimentos que también promueven la liberación de endorfinas como el chocolate. De esta fusión surgen los moles, las bebidas y las golosinas que fácilmente provocan algo así como un orgasmo culinario. ¿?Tú también lo has sentido verdad?
¿Tú eres de los que disfruta de la comida picante?