Quizá en la actualidad nos suena muy extraño que una mujer no ponga el grito en el cielo cuando un hombre, o cualquier persona, se aprovecha de su idea e intenta robársela. Pero no siempre fue así. 

“Detrás de un gran hombre hay una gran mujer”, ¿cuántas veces has pensando en una pareja trabajando en equipo? Pues si lo aplicamos en el pasado, muy habitualmente significa que un hombre presentó al resto el trabajo de una gran mujer como si fuera suyo. Os voy a presentar a cinco mujeres que quizá no conocen pero que han sido únicas, revolucionarias y, lo más importante, innovadoras y que pasado las ha callado:

Lise Meitner

La austriaca Lise Meitner fue la primera mujer en conseguir una plaza como profesora de fisica en la universidad alemana. Con la llega de Adolf Hitler al poder en 1933, Lise, al ser judía, fue perdiendo sus logros hasta que definitivamente tuvo que abandonar el país. Aún así, y como habia hecho hasta el momento, coontinuó con su trabajo, concretamente mano a mano con el químico Otto Hahn. Las cartas que se intercambiaron muestran que juntos descubrieron la fisión nuclear en los años 30.

En 1942 se le ofreció participar en un grupo internacional de investigación para conseguir una bomba atómica y terminar con el régimen nazi, oferta que no aceptó ya que no quiso tener nada que ver con una bomba. Ningún otro científico rehusó la oferta.

A finales de 1944 se le concedió el premio Nobel de química a Otto Hahn. Nadie comprendió por qué habiendo sido nominados los dos juntos en 1939 ahora se le concedía únicamente a él. Hahn se negó a compartir su título con Meitner, convencido de que el era el responsable y que Lise sólo había sido un obstáculo. En la actualidad, la injusticia con Meitner es considerada como uno de los ejemplos más evidentes de avances hechos por mujeres e ignorados por el comité del Nobel.  Esta historia es considerada uno de los más evidentes ejemplos de hallazgos científicos hechos por mujeres y pasados por alto por el comité del Nobel.

Nettie M. StevensNettie Stevens

Nettie Stevens nación en 1861 en Estados Unidos y su investigación revolución los conocimientos sobre genética del momento, concretamente la conexión entre los cromosomas y las características físicas del bebé.  El trabajo Studies in Spermatogenesis with Special Reference to the «Accessory Chromosome» de 1905 marcó un antes y un después lanzando la idea de que el sexo se basa en dos tipos de espermatozoides: los que cuentan con cormosoma X y los que son del tipo Y. 

En paralelo, el científico Edmund Beecher Wilson, llegó a la misma conclusión presentando su artículo en The Journal of Experimental Zoology 10 días antes de ella. EL propio Wilson, en su trabajo, afirmó ser consiciente de las conclusiones de Stevens.

Jocelyn Bell Burnell Jocelyn Bell Burnell

En 1967 Jocelyn trabajó junto a su tutor de tesis Antony Hewish , entre otros, en la construcción de un radiotelescopio.  En el proceso de observación, algunos de los datos le resultaron extraños. Estos era los pulsares, es decir, estrellas de neutrones. 

Anthony Hewish, el tutor de la tesis, recibió en 1974 el Premio Nobel de Física por este descubrimiento. Sin embargo, Jocelyn Bell no recibió ningú tipo de condecoración o reconocimiento, siendo descartada del equipo de investigación por ser una simple estudiante de doctorado. Ella misma llegó a justificar su situación diciendo que el problema era que el Nobel sólo se otorgaba a tres persoas y no al equipo entero.

Anna Arnold Hedgeman Anna Arnold Hedgeman

Anna fue la única mujer en el comité organizador de la Marcha de 1963 en Washington, donde Martin Luther King dio su famoso discurso I Have a Dream.

Arnold fue la responsable de la participación de muchos grupos de personas en la marcha, además de encargarse de la organización del transporte y de que todos los asistentes contaran con comida y agua. 

Es una lástima, pero Anna no fue incluída nunca en el grupo de Los Seis Grandes, como se denominó al grupo de líderes que organizaron la marcha.