Aquí lo tenemos claro, la mujer perfecta como tal no existe (menos mal) y el hombre perfecto tampoco. La «perfección» está en los ojos del que mira y cada uno miramos a nuestra
Aquí lo tenemos claro, la mujer perfecta como tal no existe (menos mal) y el hombre perfecto tampoco. La «perfección» está en los ojos del que mira y cada uno miramos a nuestra